La fiebre amarilla tiene un periodo de incubación de entre 3 y 6 días. Después, la enfermedad puede desarrollarse en una o dos fases:
- Primera etapa o fase aguda. Se caracteriza por los siguientes signos y síntomas: fiebre, dolor de cabeza, mialgias con dolor de espalda intenso, escalofríos, dolores articulares, náuseas, vómitos y pérdida del apetito. La mayoría de los pacientes mejoran después de esta fase, llegando a recuperarse en 3 o 4 días. Otros empeoran pasadas solo 24h horas, entrando así en la segunda etapa.
- Segunda etapa o fase tóxica. Un 15% de los pacientes llegan a esta etapa. De ellos, un 50% muere en un plazo de 10 a 14 días, y la otra mitad se recupera sin lesiones graves. En este caso, la fiebre se vuelve más elevada y se presentan problemas en muchos órganos, especialmente corazón, hígado y riñón. Después, el paciente comienza a presentar ictericia y se queja de un dolor abdominal con vómitos. Pueden llegar a producirse hemorragias orales ( de ahí el nombre de vómito negro), nasales, oculares o gástricas, sangre en los vómitos o las heces, disminución de la micción, arritmias, convulsiones, coma y delirio.
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