El Ébola tiene un
periodo de incubación de 2 a 21 días. Las personas no son contagiosas hasta que
aparecen los síntomas.
- “Fase seca”: aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta.
- “Fase húmeda”: vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal, hepática y hemorragias internas y externas (sangrado por la boca, recto, ojos, oídos, nariz…). Existe una disminución del número de leucocitos y plaquetas y un aumento de las enzimas hepáticas.
En algunas personas
que se recuperaron del Ébola, el virus persiste en zonas del organismo menos
accesibles al sistema inmunitario (testículos, ojos o sistema nervioso
central). Una persona sin síntomas 21 días después de estar expuesta al virus
no presentará la enfermedad.
Actualmente no existe
una cura, se tratarán los síntomas de la enfermedad para mejorar la
supervivencia. El tratamiento de apoyo incluye la rehidratación con líquidos
orales o intravenosos, oxígeno, manejo de la presión arterial, diálisis renal,
tratamiento para otras infecciones y transfusiones de sangre. Las personas que
sobreviven son inmunes al virus durante 10 años o más.
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