El virus es transmitido al ser humano por el contacto con animales salvajes, y se transmite entre las personas por el contacto con secreciones corporales de seres humanos infectados. Concretamente, se introduce en la población humana por contacto con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados.
Entre personas se propaga por contacto a través de las membranas mucosas o heridas con sangre u otros fluidos corporales (heces, orina, saliva, semen) de personas infectadas.
Las personas también se pueden infectar por contacto indirecto con superficies o materiales contaminados por dichos fluidos de un enfermo, como prendas de vestir, ropa de cama, guantes o desechos médicos. Existe más riesgo de infección en los trabajadores de la salud, familiares o personas en contacto estrecho con persona infectada y las personas que manipulen el cadáver en rituales de inhumación.
No hay indicaciones de que el virus del Ébola se propague a través del aire, agua, alimentos o insectos. A continuación podemos ver una imagen del propio virus del Ébola:
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