A medida que la enfermedad avanza, aparece en el núcleo familiar una figura vital: el cuidador. Esta situación es más fácil de llevar cuando en la familia, la figura del cuidador se maneja con varios miembros familiares, la colaboración es muy importante para manejar mejor la situación.
Es un papel sacrificado, por ello el propio cuidador debe disponer de tiempo libre para poder seguir con su vida personal y no disponerse únicamente al cuidado. Existen grupos de apoyo, en los que se reúnen varias personas que desenvuelven el mismo papel y que pueden compartir experiencias y desahogarse.
El núcleo familiar debe prepararse y dejarse aconsejar por profesionales para saber cómo actuar ante la enfermedad. Fases como la falta de confianza, aislamiento, desorientación o confusión.
A continuación, un vídeo en el que Juan Pedro relata brevemente la experiencia de cuidar a su madre con Alzheimer.
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