Como muchas otras enfermedades, el inicio de EPOC puede ser muy leve, sin ni siquiera dar señales de alarma. A medida que avanza el tiempo aparece tos fuerte, que puede producir mucha mucosidad, sibilancias, ruido al respirar, falta de aliento o sensación de presión en el pecho.
Es común que las personas con esta enfermedad contraigan infecciones respiratorias y gripe. Ante casos agresivos de la enfermedad, el afectado puede perder peso, aparecer hinchazón en los tobillos, pies o piernas.
A partir de estas manifestaciones clínicas, se puede diagnosticar EPOC. Además, se revisará la historia clínica por problemas pasados que puedan estar relacionados y se solicitarán pruebas de laboratorio para valorar la función pulmonar, radiografía de tórax o una tomografía computerizada y análisis de sangre.
El siguiente vídeo, presenta un caso clínico ficticio de un hombre que ingresa de urgencias y se ve cómo los profesionales valoran el diagnósticos mediante las pruebas.
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